Reflexión sobre el artículo de J.C. Araujo, El uso de blogs, wikis y redes sociales en la enseñanza de lenguas.
Llevamos ya varios años
conviviendo con las nuevas tecnologías, aunque no los suficientes para conocer
su impacto en la enseñanza. Es cierto que los alumnos usan de manera diaria y
continua estas nuevas tecnologías, por lo que están familiarizados con ellas.
En cambio, habría que especificar y señalar que están familiarizados con un
determinado uso de estas tecnologías (me refiero tanto a los instrumentos –ordenadores,
móviles, etc.- como a los programas – wikis, blogs, redes sociales, etc.-);
conocen solo la utilidad de estos elementos en las actividades que realizan en
su día a día, no están familiarizados con otros usos distintos.
Al hablar de alumnos también
convendría concretar. No es la misma relación la que mantienen adultos,
adolescentes o niños con las nuevas tecnologías. Se suele pensar que son los
adultos son más torpes con estos temas, ya que no han crecido con estas nuevas
tecnologías. En cambio, se piensa que los adolescentes, que han crecido con
ellas, conocen todo sobre las nuevas tecnologías y sus usos. Por último, los
niños, aún están aprendiendo a manejarlas.
Estas suposiciones o creencias
generales no son del todo ciertas, al menos en lo referente a la enseñanza.
Cada persona está familiarizada con las herramientas y aplicaciones que maneja
en su día a día y conoce cómo estas pueden ayudarle en sus tareas diarias: en
el trabajo, en las actividades de ocio, etc. En cambio, sea cual sea la edad de
los estudiantes, no suelen conocer los usos de las nuevas tecnologías aplicados
a su propio aprendizaje.
En la enseñanza, los blogs, las
wikis y las redes sociales aparecen cada vez de manera más frecuente en las
planificaciones de nuestros cursos. El uso de estas aplicaciones parece que
fomenta la reflexión, la motivación y el sentido de comunidad en los
estudiantes, aunque harían falta más estudios y más datos para poder llegar a
datos seguros.
Siguiendo el mismo argumento que
en mi primera entrada, el uso de estas nuevas tecnologías no debe ser el
principal objetivo de un docente de lengua extranjera, pero tampoco pueden
ignorarse estas nuevas herramientas con las que convivimos todos los días. Así,
lo primero, como docentes, sería plantearnos cómo queremos usar estas nuevas
tecnologías y si su uso es relevante para conseguir los objetivos principales
del curso. A partir de aquí, se plantearán varias actividades que cuenten con
el uso de estas herramientas.
Un inconveniente del uso de estas
herramientas es que consumen, de manera general mucho tiempo, tiempo con el que
no solemos contar en las aulas, donde siempre vendrían bien unos minutos más.
Por ello, muchas de las tareas que implican el uso de las nuevas tecnologías
solo se comienzan en el aula, pero se terminan o se siguen fuera de la clase.
Esto implica que todos los alumnos tengan un acceso sencillo a estas
tecnologías fuera del aula y que dispongan del suficiente tiempo libre para
dedicar a estas tareas.
En el artículo de Araujo se
señala la motivación como una de las ventajas ligada al uso de estas nuevas
tecnologías. En cambio, si en el grupo hay estudiantes que no tienen o el
tiempo o los recursos para ello, estas tareas pueden llevar no solo a la
desmotivación del estudiante sino a un pequeño “aislamiento” o “marginación”. Para
que el uso de las nuevas tecnologías en nuestras clases sea justo deberían
realizarse todas las tareas en el aula, lo que implicaría, de manera general,
un aumento de las horas de clase, lo que no siempre puede lograrse.
Por otro lado, el buen uso de las nuevas tecnologías
suele ir acompañado de un aumento en la responsabilidad y la capacidad crítica
y de reflexión de los estudiantes. Este logro es, desde mi punto de vista, la
mejor oportunidad que estas nuevas herramientas pueden ofrecer a los
estudiantes, ya que los prepararía para ser ciudadanos más responsables,
conscientes, críticos y exigentes.
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